Lo más importante que debes recordar en este plano no son vidas pasadas o paralelas, sino cómo amarte a ti mismo. Este es el aspecto clave de tu vida y lo que realmente te va a impulsar y a alinear con una mayor paz interior. Se trata de algo tan imperiosamente importante porque quizá no te enseñaron a hacerlo y seguramente tampoco tuviste modelos que te mostraran lo que es un amor sano y equilibrado por uno mismo y por los demás.
“¿Y cómo me amo a mí mismo?”. Esta es una de las frases que más escucho en mi consulta. Y la respuesta no es del todo sencilla, pues aprender a amarse de verdad equivale a un proceso de crecimiento interno que implica muchas cosas, y que cada alma vive a su manera. En realidad, uno no aprende a amarse de un día para otro, sino que inicia de forma voluntaria un proceso de crecimiento interno a través del cual, cada día, se va amando, cuidando, perdonando y respetando más a sí mismo.
Amarte equivale, por ejemplo, a poner límites a los demás. A saber decir NO asertivamente cuando el otro espera (y da por hecho) un sí. A perdonarte a ti mismo cuando metes la pata o las cosas no salen como esperas. A aceptar el rechazo como algo natural en determinados momentos de la vida y reconocerte como tu principal fuente de amor. A decidir con firmeza lo que crees que es mejor para tu vida. A ser tú mismo de forma coherente aunque los demás no te aprueben. A abrazarte incondicionalmente y darte el permiso de ser imperfecto sin pedirlo ni rogarlo… Podríamos hacer una lista de miles y miles de páginas, pero, al final, cada persona debe encontrar sus propios recursos en su propio proceso. Amarse a uno mismo (sobre todo cuando traemos a cuestas una historia personal de desamor y desnutrición emocional) no es lo más sencillo del mundo, desde luego, y precisamente por ello es lo más importante que venimos a aprender (y a recordar) durante nuestra estancia en la Tierra. ¿Estás ya aprendiendo a hacerlo conscientemente?