Habla para quien te entienda, no para que te entiendan. Cuando lo hagas, verás el gran cambio de vibración que se produce en ti. Ten presente que siempre habrá personas que no comprendan una palabra de lo que les digas. Que necesitarán explicaciones, justificaciones, pruebas… No conectan con tu modo de ver el mundo, simplemente. Y está bien así.
No es en esas personas en las que debes centrarte, sino en aquellas que resuenen contigo. De nada sirve que pierdas tu tiempo justificándote o tratando de hacerte entender por quienes no comprenden o no quieren comprender. Tu deseo de ser comprendido y aprobado solamente te enredará en conversaciones y discusiones estériles. En algún momento, deberás “trascender” tu necesidad de ser entendido y aceptado, hasta que llegues a estar en paz con todas esas personas que se sienten desafiadas por tu modo de enfocar la realidad.
De hecho, es normal que un buen porcentaje de la gente no termine de entender tu visión. Es como si le hablaras en chino a quien siempre se ha expresado en español. Esas personas han de abrirse al idioma chino, y la mayoría de ellas no querrá aprenderlo porque están muy cómodas hablando en español (no conocen otra cosa). Es más, creen que lo único que existe es su propio idioma, por lo que cualquier otro lenguaje les resultará completamente extraño y amenazante. Es hora, por tanto, de que dejes de justificarte y de perseguir la aprobación de quienes hablan en otros idiomas. Para ellos está bien así, y para ti lo mejor es que no pierdas el tiempo con ellos. No porque sean mejores o peores que tú, sino porque estáis en frecuencias distintas. Esto es lo más natural del mundo, y cuanto antes lo integres en tu vida, más paz interna obtendrás.