Has de hacerte cargo de tu soledad. Nadie va a venir a solucionártela. Tú eres la persona que ha de llenar tu propio vacío. No existen las personas «mágicas» ni perfectas, aunque te duela despertar del sueño Disney. Tu vacío no se soluciona con un ser ideal a tu lado, ni con alguien que te diga constantemente «te amo»: ese es solamente el inicio de la relación tóxica con expectativas interminables que seguramente ya conoces.
Depende únicamente de ti realizarte, aceptar y trascender tu dolor, responsabilizarte de tu vida, de tus sentimientos, de tus patrones y de tu autoestima. Fuera solo encontrarás lo que llevas dentro. De modo que si lo que llevas dentro es insatisfacción, desamor y dolor no atendido, la persona que tengas delante te reflejará exactamente lo mismo. Puede que por un tiempo creas que el otro llena tu vacío, pero cuando el otro no esté o no te complazca, volverás a estar «solo» frente a tu dolor. Por eso culparlo de tu insatisfacción no va a solucionar nada, no va a realizarte: simplemente seguirás en tu sueño de necesidad, de creencia en que el otro tiene que salvarte «porque sí».
Despierta. Mira hacia ti. No lo postergues más. Pregúntate si las relaciones que tienes son reales. Pregúntate si tienes una relación sana contigo mismo. Si estás a gusto con quien eres, si te amas, si te sientes bien cuando te miras al espejo, si tienes la voluntad de mejorar cada día, si te enorgullece tu contribución al mundo… Sentirte bien depende esencialmente de ti. No de otros. Eres la clave de tu mundo. La solución de tus problemas. La fuente de amor constante. La luz de tu vida. La paz de tus días… No te engañes más con el otro: ¡el otro eres TÚ!